Los 6 Tipos De Artritis Más Comunes: ¿Sabes Diferenciarlos?

Aprende sobre artritis, artrosis y otras 4 enfermedades relacionadas

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Paula

La artritis no es una sola enfermedad. Más bien, se trata de un término paraguas para englobar una serie de enfermedades con síntomas similares que afectan principalmente a las articulaciones del cuerpo y a los tejidos alrededor de dichas articulaciones. Existen más de cien enfermedades asociadas con la artritis, por lo que es difícil generalizar. En este artículo intentamos arrojar algo de luz sobre la artritis dando a conocer algunos de los tipos de artritis más comunes: osteoartritis (o artrosis), artritis reumatoide, artritis psoriásica, lupus, fibromialgia y gota.

Artritis reumatoide

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune, es decir, un tipo de trastorno que sucede cuando el sistema inmunitario confunde los tejidos del cuerpo con patógenos externos y los ataca. En esta situación, el cuerpo no cuenta con sus propias defensas para rechazar el ataque, así que se trata de una enfermedad incurable. Las articulaciones se inflaman, produciendo dolores agudos en los primeros estadios de la enfermedad y más tarde se terminan deformando e inmovilizando.

Otra característica de la artritis reumatoide es que se trata de una enfermedad degenerativa, es decir, una enfermedad que se agrava con el paso del tiempo y deja las articulaciones en un estado cada vez peor. Muchas personas que conviven con artritis reumatoide tienen problemas físicos de movilidad, por ejemplo. Los síntomas más notables de la artritis reumatoide son la hinchazón y la inflamación de las articulaciones, aunque la enfermedad se puede extender a otras partes del cuerpo. Es habitual sentirse fatigado, dolorido y con fiebre cuando se convive con artritis.

Como se ha dicho antes, la artritis reumatoide es una enfermedad que no tiene cura. Sin embargo, la mayoría de las personas con artritis pueden disfrutar de una vida más o menos normal gracias a los tratamientos que existen hoy en día para paliar los síntomas de esta enfermedad. Cuanto más temprano sea el diagnóstico, mayor será la calidad de vida de la persona con artritis reumatoide.

Artritis psoriásica

Del mismo modo que la artritis reumatoide, la artritis psoriásica es una enfermedad autoinmune en la que las células inmunitarias atacan a los tejidos corporales confundiéndolas con amenazas externas. Por tanto, con las defensas fuera de combate, no se puede curar esta afección. En general la artritis psoriásica presenta unos síntomas muy parecidos a los de otros tipos de artritis: dolores en las articulaciones e hinchazón de estas. También se trata de una enfermedad degenerativa que va empeorando con el tiempo la condición de las articulaciones y los tejidos que las rodean.

La mayor diferencia con la artritis reumatoide es el hecho de que la artritis psoriásica se suele diagnosticar en personas que tienen psoriasis. Es decir, primero la persona desarrolla psoriasis, y más adelante puede desarrollar también artritis psoriásica, aunque existen casos en los que este tipo de artritis se ha localizado en personas que no tenían psoriasis, pero sí antecedentes familiares.

La artritis psoriásica no se puede curar, pero existen tratamientos para mantener los síntomas a raya y conseguir que la enfermedad avance más despacio. Ralentizando el ritmo de esta afección se consigue tener un poco más de movilidad articular, menos dolores y de menor gravedad y, en general, una mayor calidad de vida.

Osteoartritis (artrosis)

Cuando la gente suele hablar de artritis, normalmente se refiere a este tipo en concreto. La artrosis, también llamada osteoartritis, es la afección más extendida de todas las de la familia de la artritis y se trata de una enfermedad degenerativa que desgasta las articulaciones con el tiempo. Sin embargo, sus causas no tienen que ver con el sistema inmunitario. En general, se asocia más con factores genéticos y con circunstancias externas como el estrés o las lesiones físicas en las articulaciones.

Los síntomas de la artrosis se parecen bastante a los de la artritis reumatoide y otras enfermedades similares: hinchazón e inflamación de las articulaciones, dolor de estas y rigidez a la hora de levantarse. Pero mientras que una persona con artritis puede desarrollar fatiga, fiebre y otras afecciones en el resto del cuerpo, una persona con artrosis puede mantenerse más o menos en forma y no sentirse cansada.

La artrosis no se puede curar, pero existen tratamientos para reducir los dolores y la rigidez. En general, quienes viven con esta condición pueden llevar rutinas perfectamente normales y disfrutar de un alto nivel de vida.

Lupus

El lupus, al igual que la artritis reumatoide, se trata de una enfermedad autoinmune. Esto significa que el propio sistema autoinmunitario del cuerpo ataca los tejidos y órganos del organismo, de manera que estos no se pueden defender. En consecuencia, también es una enfermedad incurable y el tratamiento que se presta tiene que ver con la paliación de los síntomas asociados al lupus.

El diagnóstico del lupus se considera en general difícil, porque sus manifestaciones son parecidas a las de otras enfermedades como la artritis reumatoide. Un ejemplo es que en ambas condiciones las articulaciones se hinchan y se inflaman impidiendo la movilidad y causando dolor. La fatiga y la fiebre son otros síntomas comunes.

Sin embargo, en el caso del lupus quedan afectados otros órganos y tejidos corporales, mientras que en el caso de la artritis no es siempre así. Otra característica del lupus es la aparición de una erupción en la cara con forma de mariposa.

Al revés que otras enfermedades, es muy difícil prevenir la aparición del lupus. Habitualmente tiene que ver con condiciones genéticas relacionadas con el sistema inmunitario, pero otras causas son ciertas infecciones, medicamentos o la exposición prolongada a la luz solar. El lupus afecta a personas de todas las edades y géneros. Algunas de ellas son las cantantes Selena Gomez, Lady Gaga, Seal o Michael Jackson.

Fibromialgia

La fibromialgia es otra enfermedad de la familia de la artritis que afecta principalmente a mujeres, aunque también se dan casos en hombres, como el actor Morgan Freeman. No se trata de una enfermedad autoinmune, al revés que otras como el lupus o la artritis reumatoide, pero sí comparte con ellas algunas características como los dolores o la fatiga generalizada. Otros síntomas propios de la fibromialgia son los cambios de estado de ánimo, los problemas de sueño, los problemas de memoria. Junto con la fibromialgia, se pueden dar otras enfermedades como las migrañas, la ansiedad y la depresión.

Al igual que otras enfermedades de esta lista, la fibromialgia es una enfermedad que no se puede prevenir. Es posible que la fibromialgia aparezca después de un evento traumático o de contraer una infección, pero en otras ocasiones, no tiene nada que ver. También se está investigando si existen predisposiciones genéticas hacia la fibromialgia, o conexiones con otras enfermedades artríticas como el lupus.

Finalmente, se debe decir que hoy en día la fibromialgia no tiene cura. Los tratamientos sirven para aliviar los síntomas más graves, y muchos de ellos incluyen yoga, acupuntura o técnicas de relajación muscular.

Gota

La última de las enfermedades descritas en este artículo es la gota, una condición de la cual se tiene constancia desde hace más de dos milenios. En el año 400 A.C ya fue descrita por el físico griego Hipócrates, mientras que en los siguientes siglos fue padecida por numerosos personajes célebres de su época, como los reyes Felipe II de España, Enrique VIII de Inglaterra y Luis XIV de Francia.

La gota se trata de un tipo de artritis que afecta mayoritariamente a los hombres y cuyos síntomas incluyen dolor e hinchazón, de manera similar a otros tipos de artritis. Sin embargo, la gota tiene la particularidad de que se suele manifestar en forma de ataques de dolor súbitos o repentinos que suceden casi siempre durante la noche y en el dedo gordo del pie.

La causa principal de la gota es la acumulación de demasiado ácido úrico en forma de cristales de urato. El ácido úrico es una sustancia que el cuerpo produce de manera natural al interactuar con las purinas, un tipo de moléculas que están presentes en el organismo pero también en ciertos alimentos como la carne roja, las vísceras, el pescado, el marisco o la cerveza. Si se ingieren demasiados alimentos ricos en purinas, los niveles de ácido úrico pueden dispararse y esto puede conducir a que se den enfermedades como la gota.

Existen condiciones genéticas que hacen que ciertas personas sean más propensas a sufrir gota, pero prevenirla depende en gran parte del estilo de vida. Una alimentación adecuada y el hábito de practicar deporte con frecuencia pueden ayudar considerablemente a reducir los riesgos de verse afectado por esta condición en un futuro.


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